Carrera de las que pasan a los anales de la historia. Se llama Almaz Ayana y es etíope. Tiró a partir del quinto kilómetro de la final de los 10.000 metros de los Juegos Olímpicos de Río, se escapó, amplió distancias y pulverizó el récord del mundo en la carrera más rápida de toda la historia ganando el oro con 29:17.45. La anterior marca era de 29:31.78, obra de la china Junxia Wang en los Mundiales de Stuttgart'93. Pero su escapada no evitó que sus perseguidoras estuvieran a un mal nivel, de hecho hubo hasta tres mujeres más bajando de los 30 minutos, algo impensable en una misma carrera. Completaron el primer podio del atletismo en Río 2016 la keniata Vivian Cheruiyot (29:32.53) y la también etíope Tirunesh Dibaba (29:42.56), que había ganado la prueba en Pekín 2008 y Londres 2012. Pero además, la cuarta clasificada, Alice Aprot (Kenia) hizo 29.53.51.
La atleta nacida etíope de nacionalidad española, Trihas Gebre, terminó vigesimonovena con 32:09.67, su mejor registro de la temporada.
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