Es uno de los grandes jugadores del deporte andaluz de toda su historia. Ganador de títulos nacionales e internacionales vistió 30 veces la camiseta de España, surgido de una generación que cambió el balonmano malagueño y que llevó al Puleva Maristas a las cotas más altas. Precisamente comenzó en casa y terminó cerca de ella su trayectoria, en el Balonmano Antequera. Entre esos dos equipos pasó por Ademar León, Ciudad Real y Granollers donde fue capaz de hacer un poco más grandes a cada uno de esos clubes. Ayer falleció a los 44 años el ex jugador malagueño José Luís Pérez Canca, víctima de un largo cáncer, pero quedará su legado porque él fue uno de los artífices que llevó al balonmano español a ser lo que hoy es, aportando una figura, la del central capaz de detener el tiempo, el hombre capaz de ver el pase imposible para hacerlo realidad.
Con España consiguió ganar la medalla de plata en el Campeonato de Europa del 98. Estuvo en aquella España que buscaba meterse entre las grandes potencias previa a la que posteriormente conseguiría medallas olímpicas y ganaría el mundial. A nivel de clubes, ganó la Copa EHF, la Copa del Rey 2003 y la Liga Asobal 98/99. Coincidió en tiempo con el dream team del FC Barcelona que lo ganaba todo y aún así, siempre fue capaz de plantarle batalla. En su última etapa, en el Balonmano Antequera de Asobal, a las órdenes de su amigo Ortega, protagonizó partidos donde se convirtió en pesadilla para las defensas, como la de aquella noche en la que el mejor equipo del mundo, el FC Barcelona, estuvo a punto de perder en el Argüelles.
Los buenos nunca se van, dejan su legado a las nuevas generaciones y a los que compartieron algún momento con él y Pérez Canca será despedido esta tarde en Málaga, pero deja mucho balonmano a sus espaldas para recordar.
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