Correr es un deporte que está al
alcance de cualquier persona, no precisa de mucho tiempo ni de
instalaciones específicas y el equipamiento necesario es simple,
aunque siempre es aconsejable hacernos con unas buenas zapatillas de
running. Sin embargo, correr puede hacer que nos lesionemos por el
impacto permanente que sufren las extremidades inferiores. Rodillas,
tobillos y otras articulaciones están sometidas a un impacto por
cada zancada, más agresivo si corremos sobre superficies duras como
el asfalto. Es por eso que las lesiones podrán llegar y será
importante identificar esos dolores y conocer cuando hay que bajar el
ritmo de los entrenamientos o descansar. Hoy nos vamos a centrar en
cinco de estas lesiones habituales:
Rodilla del corredor
La lesión se localiza normalmente en
el centro de la rodilla o por la cara externa, con un dolor que
además puede extenderse hacia el muslo o hacia la espinilla. En
muchos casos llega por el sobreesfuerzo, una mala técnica de
carrera, rodilla desalineada o hasta por pies planos. Necesita
tratamiento específico y ayudará el descanso y ejercicios para
fortalecer las propias rodillas, gemelos, cuádriceps o
isquiotibiales, así como correr con unas zapatillas según nuestro
perfil.
Periostitis tibial
Su dolor se siente en la zona de la
tibia, se hace más intenso al empezar a correr, pero cuando las
piernas van entrando en calor remite. Si aparece es necesario dejar
de correr unos días, aunque se puede hacer otras actividades como
natación o ciclismo.
Fascitis plantar
La fascia plantar se inflama en la zona
cercana al talón y aparece el dolor. Para disminuirlo hay que
estirar la pierna y el pie, para ello una pelota de tenis sobre la
que girar el pie es una buena opción. Una mala elección de
zapatillas vuelve a ser determinante para la aparición de esta
lesión.
Tendinitis en el tendón de Aquiles
Es una de las lesiones más temidas,
aparece de repente y puede dejarnos fuera de combate varios meses a
consecuencia de someter a este tendón a un esfuerzo excesivo, sobre
todo cuando hay una falta de costumbre. Si tras aplicar hielo con la
pierna en alto no desaparece en dos o tres días lo mejor es que
vayas al médico.
Esguince de tobillo
Los provoca un simple tirón o
torcedura. Habrá dolor, hinchazón y cardenal, todo en función del
grado del esguince. Reposo, pie en alto y vendaje es la solución.
Para prevenir es importante calentar bien antes de la actividad,
aunque nunca estaremos exentos de un tropezón o meter el pie donde
no debemos, especialmente si el terreno es irregular.
Un tratamiento efectivo
En los últimos años, se han extendido
los tratamientos de lesiones con ácido hialurónico. Aunque
inicialmente sólo se administraba en forma de inyecciones
intraarticulares en pacientes con artrosis de rodilla, en los últimos
años se ha extendido a otras articulaciones como cadera, hombro,
tobillo y otras zonas del pie o de la mano. Se administra en
pacientes con dolor articular sin lesiones anatómicas importantes o para mejorar la recuperación de intervenciones por
artroscopia. En pacientes con síntomas leves, también se
recomienda suplementos orales de ácido hialurónico. La finalidad de
estos tratamientos es conseguir un efecto lubricante en la
articulación afectada.
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